El aumento del crimen organizado
en algunos países de
Latinoamérica está provocando
una pérdida en la libertad de
expresión, debido a la censura
que se imponen los medios de
comunicación cuando informan
sobre actos de violencia,
alertaron en Chile periodistas
de la región.
La denuncia la hicieron
representantes de medios de
comunicación de México y
Colombia que participaron en el
WAN-IFRA (en inglés, Asociación
Mundial de periódicos y
publicistas), un foro de debate
en el que se plantean los
desafíos que debe asumir una
industria que, según los
ponentes, se encuentra en un
momento de profundo cambio.
La escalada de violencia que en
los últimos años se ha
registrado en países
centroamericanos debido a la
presión de los cárteles de la
droga, dijeron los exponentes,
ha afectado el día a día de
muchos de los periodistas que
trabajan en estas zonas.
En algunas regiones de América
Latina informar se ha convertido
en un profesión de riesgo,
subrayaron.
Es el caso de México, donde
según cifras de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos de
ese país (CNDH) entre 2000 y
2011 se registraron 75
homicidios de periodistas, así
como 12 casos más de
comunicadores desaparecidos como
consecuencia de la extorsión de
los narcotraficantes.
"El narco y el Gobierno son
responsables de los periodistas
muertos en México. Pero también
los medios de comunicación que
no denuncian la violencia",
señaló Anabel Hernández, autora
del libro "Los señores del narco",
sobre los capos de la droga.
Hernández indicó que desde 2006,
cuando el presidente Felipe
Calderón inició la lucha contra
el narcotráfico, México se ha
convertido en un "Estado
criminal perfecto", lo que según
su opinión ha provocado que cada
vez sea más difícil escribir
sobre un conflicto que ha
cobrado la vida de 60.000
personas.
Ante este escenario, muchos
medios de comunicación están
implantando protocolos para
proteger la seguridad de sus
periodistas.
Una de las empresas que ha
apostado por esta opción es el
periódico El Siglo de Torreón,
una de las cabeceras más
importantes del Estado de
Sinaloa, donde reina uno de los
cárteles más sanguinarios de
México.
En este periódico, los
periodistas no firman las
informaciones sobre hechos
delictivos, las notas de
homicidios no aparecen en la
primera página y el tratamiento
de la violencia callejera evita
caer en el sensacionalismo,
señaló el subdirector de El
Siglo de Torreón, Javier Garza.
Asimismo, se ha aumentado la
cobertura de los seguros de vida
de los informadores, a los que
no se les permite llegar al
lugar de un crimen hasta que la
Policía no haya creado un cordón
de seguridad.
Ismael Bojórquez, director de
Río Doce, un periódico que,
alejado de los presupuestos de
la grandes corporaciones, se
dedica a denunciar sin miedo a
las represalias los crímenes que
azotan Sinaloa.
"Existe un problema de
autocensura por miedo a los
cárteles y a los intereses
comerciales (...) y estas
medidas de seguridad están
silenciando lo que está
pasando", aseveró Bojórquez,
quien agregó que la "gran
tragedia" del periodismo
mexicano es que no se analizan
las causas de la "guerra" entre
el Estado y los
narcotraficantes.
La situación que ahora está
sufriendo México es similar a la
que vivió Colombia en los años
ochenta y noventa, donde capos
de la droga como Pablo Escobar
marcaban la agenda de los medios
de comunicación.
Entonces, los medios decidieron
organizarse y adoptar la misma
estrategia basada en obviar el
chantaje de los
narcotraficantes, comentó el
periodista colombiano Álvaro
Sierra.
Sierra señaló, además, que la
industria periodística tiene que
aceptar que el narcotráfico es
un fenómeno que afectará cada
vez más a todos los países
latinoamericanos.
"El crimen organizado no es un
problema colombiano o mexicano.
El narcotráfico es algo móvil,
cambiante y hay que verlo como
una amenaza en la región",
vaticinó.
(Fuente:
233grados.com /
EFE)
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